Leí esta frase en uno de los múltiples blogs de Redes Sociales que sigo con regularidad y no la he podido borrar de mi mente… Comparto con ustedes algunas reflexiones al respecto.
“Nuestra generación está viviendo un momento histórico que es reconocido como el de mayor crecimiento en la capacidad de expresión en la historia de la humanidad” – Clay Shirky
Nos expresamos cada día en miles de millones de conversaciones, en tweets, SMS, mails, facebook posts, blogs, wikis… y en una cada vez más amplia gama de formatos: textos, fotos, videos, white papers, presentaciones… Todo esto ocurriendo en cada esquina del mundo y a una velocidad cada vez más vertiginosa. Al hacerlo, vamos dejando un “digital footprint” de nuestra actividad digital, un rastro que nos presenta ante el mundo y nos define como personas o… personalidades digitales.
¿Qué es más importante en la web 2.0, la popularidad o la influencia? ¿Son lo mismo? Si realmente queremos lograr importantes resultados en redes sociales, nuestros esfuerzos deben ir orientados, en primer lugar a generar una voz individual, auténtica, original, sincera que realmente genere enganche, que sea quizá divertida, pero sobretodo que le agregue valor a la sociedad.
Al trabajar de este modo, lograremos atraer a gente a la cual, nuestras ideas, retweets, aportes y comentarios les parezcan interesantes y sobretodo valiosos. De este modo se genera un círculo virtuoso de cooperación, co-creación, reflexión mutua, movilización digital y real (IRL:In Real Life).
Podemos ser generalistas, aunque nosotros sugerimos publicar nuestros contenidos orientando nuestro aporte a comunidades nicho bajo un modelo Long Tail, donde al hacernos más específicos convocamos a una comunidad más especializada que hable en su propio idioma, que reconoce sus términos, crea un argot propio y que es más generosa al premiar nuestros aportes con reputación, la moneda de cambio de la nueva sociedad 2.0.
En la web 2.0 todo se trata de aumentar nuestro “Social Media Potential”, es decir, nuestra capacidad para atraer seguidores, mantenerlos enganchados, compartir contenidos y generar conversaciones mientras intercambiamos valor a través de información. Bajo esta dinámica se va construyendo nuestra reputación 2.0, aquella que nos precede, que trabaja a nuestro favor 24×365, que vale mucho más que nuestro CV y que en la Sociedad de la Información, es considerada una variante absolutamente real de nosotros mismos.
Lo que debemos entender, es que en la Aldea Global 2.0, todos somos canales de información, y los más prolíficos y disciplinados: canales multimediales.
Word of Mouth, es un término muy utilizado, pero… ¿entendemos realmente cómo se dispersan las ideas y cómo se hacen virales en un entorno 2.0? Vuelvo a citar, como suelo hacerlo, a Henry Jenkins y la Convergence Culture Consortium, uno de los principales Think Tanks de la nueva web 2.0, cuando refiriéndose al modelo de propagación propuesto por MIT sugiere que (las paréntesis son mías):
El modelo de propagación enfatiza la actividad de los consumidores (seguidores) como “multiplicadores” al definir la circulación de los contenidos expandiendo de este modo el contenido mediático, muchas veces expandiendo nuevos significados potenciales y exponiendo a las marcas (personas) a mercados (conceptos) previamente no anticipados.
Esta reflexión es perfectamente válida para marcas, empresas y personas.
En lugar de enfatizar la replicación directa de memes (unidades básicas de información) a través de mecanismos de marketing viral, el modelo de propagación propuesto por MIT asume que al transformarse y asignársele propósitos nuevos a los medios se les agrega valor pues se les “localiza” para su uso particular en diversos contextos (nichos).
Vemos entonces la importancia de la localización de nuestra influencia, de la construcción de comunidades nicho, donde sacrificamos la popularidad para ganar influencia sobre el público al que realmente queremos llegar con la información correcta en el momento oportuno.
En un modelo donde los medios son propagables, se debe mantener una especial atención a las relaciones sociales entre los productores de dichos contenidos y los consumidores de dicha información ya que existen diferencias significativas entre lo que motiva a los consumidores a dispersar contenidos y lo que motiva a los productores de éstos a buscar su circulación.
Volvemos a la pegunta entonces… ¿Popularidad o Influencia? Me inclino por la influencia, por una influencia auténtica, que se desarrolla de forma consistente en base a nuestro aporte, que se va haciendo viral a través de un auténtico Word of Mouth y que con el tiempo se irá transformando en… Popularidad.
Pablo Bermúdez
Consultor Internacional en Transformación Digital, Knowmad, Empresario, Mistagogo, Profesor, Expositor, Escritor y mil cosas más…
CEO de Hashtag & The Startup Factory
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