La realidad tiene muchas caras y los tiempos que vivimos se manifiestan en una aparente infinidad de facetas. Como aquellos rostros de los templos de los antiguos Khmer, que sin importar desde qué ángulo los miremos, nos mostrarán siempre un rostro de sonrisa enigmática.
Creo que el mundo, a pesar de sus múltiples turbulencias y amenazas pasa por uno de sus más extraordinarios momentos. Lo que sucede es que no estamos sabiendo leer los “signos de los tiempos” que menos mal, para algunos atentos investigadores parecen ser más que evidentes.
Comparto la opinión entonces, con un grupo cada vez más amplio de expertos, que la convulsión socio-económica que vive el mundo es el producto de la muerte de una era y el nacimiento de otra: la muerte de una Era Industrial que se ha extendido por más de 200 años y que nace la Sociedad de la Información y el Conocimiento.
Asistimos de este modo a la muerte agónica de modelos de negocio que no logran adaptarse a una economía global que ha cambiado profundamente, afectada por la sociedad de la información, que de forma a veces silenciosa, a veces subconsciente, transforma los patrones de consumo, los gustos y las modas de millones de personas en cientos de países en todo el mundo.
Ejemplos de estas empresas en crisis son las industrias financiera, discográfica, aeronáutica o automotriz que firmemente ancladas a sus esquemas tradicionales no logran adaptarse a una nueva realidad que las avasalla.
El problema para estas empresas, es que la sociedad de la información, actúa de formas tan disruptivas y tan veloces, que éstas no logran reaccionar a tiempo ya que suelen estar restringidas por sus propias reglas de negocio y sus procesos internos que fueron diseñados inicialmente como medios para un fin y que con el tiempo se han transformado en fines en sí mismos: son estos procesos internos las que mantienen a la empresa funcionando!
Pero la aldea global no respeta formas, procesos internos o prácticas tradicionales. Montada sobre la Sociedad de la Información ha creado una realidad paralela de interconexiones en tiempo real, de interdependencias socioeconómicas, de prosumidores (prosumers), de redes sociales que creen más en el Word of Mouse, que en millonarias campañas de marketing.
Y es esta incapacidad para entender esta realidad paralela con ojos web 2.0 lo que está determinando quiénes sobreviven y prosperan en la segunda década del siglo XXI y qué modelos de negocio dejarán de existir.
Pero contrariamente a los pesimistas que sólo ven nubes negras para la humanidad, nosotros creemos que en el horizonte se está formando la tormenta perfecta. Combina en primer lugar a una nueva generación de jóvenes, verdaderos nativos digitales, a quienes pronto cederemos la riendas que dominan el mundo. Estos jóvenes son concientes de su lugar en el planeta, son verdes, trabajan en red, tienen un fuerte sentido del trabajo comunitario y sólo están esperando que les cedamos el espacio para corregir todo el desmadre que les estamos dejando.
La web social se habrá consolidado y el mundo habrá aprendido que puede ejercer presión sobre los gobiernos y las empresas usando la red como una nueva arma para balancear el poder entre gobernantes y gobernados, entre productores y consumidores, redefiniéndose así la democracia y la relación productor-consumidor.
Las guerras entre países conectados a la red serán cada vez más difíciles, motivo por el cual veremos pronto caer a regímenes totalitarios como el de Irán o el de Venezuela que harán hasta lo imposible por destruir o censurar el poder de la web 2.0 que se transformará en la voz última y real del pueblo.
Las empresas, las sociedades, los gobiernos se están reinventando a sí mismos gracias al poder de lo que por primera vez es la que siempre debió haber sido la web: un canal multimedial que permite que cualquiera en cualquier parte del mundo pueda expresar sus ideas, su voz, su pensamiento, su creatividad, su trabajo, y accediendo a información cada vez más rica, más rápida, producida por instituciones, o por otras personas en cualquier rincón del mundo le permite a su vez producir más información, más riqueza, más conocimiento en un círculo virtuoso que tiende al infinito. La tormenta perfecta ha llegado… ¿está usted, su empresa o su gobierno listo para ella?
Pablo Bermúdez
Knowmad, Growthhacker, Mistagogo, Empresario, Expositor, Futurista, Profesor, Poeta
Propietario y CEO de The Startup Factory
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