Una marca es una promesa, y las empresas, particularmente los bancos deberían cumplir con sus promesas porque las personas, familias y empresas dependen de forma crítica de ellos.
Todos los bancos sin excepción nos prometen de todo, sin embargo hay varias de estas promesas que no cumplen. Nos dicen que nos comprenden, que nos ayudan a crecer, que son nuestros socios para crecer, que se modernizan para servirnos mejor, etc.
Sin embargo no cumplen con esas promesas.
Una persona, una familia o una empresa, cuando más necesita de su banco es justamente cuando no le está yendo bien, y es justo cuando más necesitamos de los bancos cuando estos no solo nos abandonan, sino que nos sueltan a sus chacales de cobranzas que usan el miedo para intimidarnos hasta que se haga insoportable la situación.
Pasan de ser una empresa que nos entiende y acompaña en los diversos eventos de nuestra vida y se transforman en empresas inhumanas que solo velan por sus intereses.
Usar el miedo como estrategia de coacción nos dice mucho de los valores de los bancos.
Seguro su visión, misión y valores se ven lindos y prometedores en su website y publicidad, pero en realidad, al banco solo le importa el banco e incumple las lindas promesas que nos hace en su publicidad. Seamos realistas, a los bancos no les importamos, si les importáramos no nos abandonarían y castigarían cuando estamos mal.
Cuando estás pasándola mal, puedes contar con tus amigos para salir adelante. Cuando estás mal económicamente, ten la seguridad que tu banco hará todo lo posible para que te sientas y te vaya peor.
Es justamente cuando más necesitamos de su comprensión y apoyo en que los bancos se deshumanizan por completo y nos convierten a nosotros sus clientes en problemas que resolver, donde el banco se olvida por completo de nosotros y nos deriva con sus “chacales” de cobranzas, usualmente tercerizando el servicio de cobranza con terceras empresas dedicadas a cobrar a como dé lugar su cartera pesada y que cuya eficiencia es medida por cuánto de esa cartera logran regularizar.
¿Y si los bancos crearan dentro de su organigrama un área dedicada exclusivamente a ayudarnos a salir de nuestros problemas en lugar de abandonarnos cuando más los necesitamos?
En ese momento duro por el que personas y empresas pasan el banco simplemente te da la espalda y te abandona. Empiezan las llamadas insistentes, inoportunas, malcriadas y hasta amenazantes donde te trabajan al miedo terminando con la mayor de sus amenazas: “Si no nos pueden pagar los reportaremos al sistema financiero” o “los reportaremos con el área de cobranzas coactivas”. Creo que hasta la SUNAT es más humana.
¿Ese es el banco que me prometió acompañarme siempre, comprenderme y ayudarme a salir adelante como persona, familia o empresa?
Es en este momento en que rompe sus promesas, es cuando descubrimos que nuestro banco siempre nos mintió, es cuando ese banco soñado te da con más palo cuando ya estabas suficientemente mal.
Empiezan las amenazas de embargo, te congelan tus cuentas, cuando te demuestran que todo lo que te prometieron fueron solo mentiras. Es cuando ese banco “amigo” se transforma en tu enemigo acérrimo que te demuestra que no le importa un comino por lo mal que lo puedes estar pasando, que no le importa que tengas que dejar de comer, pagar colegios o universidades y lo único que quiere es que le pagues, y donde no tiene ningún reparo en amenazarte con diversos tipos de represalias.
Las personas, las familias y las empresas, como todos, pasan por momentos difíciles en la vida por diversas razones: una enfermedad costosa, quedarse sin trabajo, caída dramática en las ventas de la empresa, etc.
Abramos los ojos, los bancos no son nuestros amigos, nos engañan con su publicidad (¿dónde está Indecopi para castigarlos con publicidad engañosa?
Los bancos, son solo un mal necesario
En un mundo donde las empresas practican pollíticas que ponen al cliente al centro, donde se les busca brindar una experiencia extraordinaria, los bancos se han quedado al final de la cola con estas prácticas indiferentes, inhumanas y amedrentadoras.
Todos los bancos, sin excepción, son solo un mal necesario, si no me creen hagan una encuesta: Para la gente, todos los bancos son iguales: usureros impersonales a los cuales no les importa cuán mal la estés pasando, se asegurarán de que la pases aún peor.
Son solo un commodity, dicen querer ser “love marks” y sin embargo nadie ama a su banco. Para que yo ame a mi banco, éste debería comprender mi situación o la de mi empresa, y estar a mi lado ayudándome cuando más lo necesito. En lugar de eso nos echa encima a los chacales de cobranzas, que a tu situación que ya era difícil, la hace insostenible y nos mete más stress, como si no tuviéramos ya suficiente.
Los amigos están cuando más los necesitas, los bancos te abandonan a tu suerte y te sueltan a su jauría de chacales de cobranzas para asegurarte que si ya la estabas pasando mal, ahora la pases peor
No entienden de razones, ese banco que dice que es tu amigo y que te entiende, tiene procesos tan rígidos donde solo piensa en como exprimirte hasta el último centavo, sin importar si te deja sin plata para comer, pagar colegios o si al hacerlo manda tu empresa a la quiebra, siempre en una coyuntura en la cual lo que más necesitabas en la vida en ese momento era que tu banco te ayude a salir del hoyo.
Hay solo oportunidades para ese banco soñado
1. Dejen de mentirnos, dejen de decir que son nuestros amigos, que nos entienden, que siempre estarán a nuestro lado. Esas son mentiras flagrantes.
2. Si van a seguir con esas promesas… ¡entonces cúmplanlas! Dejen de abandonar a sus clientes cuando les va mal, pues es en ese momento cuando más necesitamos de los bancos.
3. Con esa actitud lo único que están haciendo es fomentar que personas y empresas huyan del sistema formal, y busquen en la informalidad a prestamistas o lo que encuentren, cuando uno tiene que pensar en vender el carro o la casa que tanto nos ha costado adquirir para cumplir con ese banco inhumano e indiferente que te acosa con cobrarte coactivamente y reportarte al sistema financiero destruyendo tu perfil crediticio.
4. ¡Sean humanos! ¿Acaso su personal, sus directores o gerentes no pasan también por momentos económicos difíciles?
5. Es cuando estás mal, que ese banco que te atrajo y sedujo con su marketing se transforma en un monstruo al que le debes temer, porque eso es lo que nos generan: miedo, pavor, pánico, stress… como si no la estuvieras ya pasando lo suficiente mal, ten la seguridad que tu banco querido hará hasta lo indecible para empeorar tu situación y ser la más dramática de tus preocupaciones.
6. Quiero un banco que esté a mi lado no solo en las buenas, sino sobretodo en las malas, con procesos menos rigurosos, que se tome el trabajo de escucharme, entenderme y ayudarme cuando más lo necesito. Ese banco será al que premiaré con mi fidelidad eterna, de ese banco hablaré bien ante mis amigos, con ese banco contrataré más productos porque sé que en las difíciles no me va a fallar, no me va a acosar, no me va a hacer sufrir más cuando ya estoy sufriendo lo suficiente.
Por desgracia, ese banco no existe. No hay ninguna diferencia entre un banco y otro. Todos velarán solo por sus intereses, todos te seguirán mintiendo y harán crecer la base de ingenuos que creímos en sus falsos pero bien diseñados mensajes de marketing.
Cómo debería ser el banco ideal
1. Eliminen las empresas de cobranza con la que tercerizan esta interacción con sus clientes. En lugar de enviarnos como algo de qué desecharse a sus chacales de cobranzas cuando estamos mal, diseñen un área verdaderamente “customer centric” que actúe como un socio estratégico que genera verdadero desarrollo y bienestar para las personas y familias.
2. Un banco bueno, humano, cercano, comprensivo, útil… el “socio estratégico” que siempre nos promete que será en su marketing.
3. Que me atienda una persona que entienda que no es que no le quiero pagar, que entienda que en ese momento la estoy pasando difícil y simplemente no le puedo pagar: o le pago o saco a mis hijos del colegio, o le pago al banco o no pago el alquiler, o le pago al banco o vendo lo que con tanto esfuerzo logré comprar para beneficio de mi familia o de mi empresa.
4. En esta guerra a muerte entre los bancos por captar más clientes, los verdaderos perjudicados somos los propios clientes, los que atrajeron hace tiempo con sus falsas promesas y que hemos pasar de respetar (porque el banco nunca nos dio razones para quererlos) a detestarlos, a querer huir de ellos y sus maltratos, pero estamos atrapados a ellos por esas deudas.
5. Es así que pasamos a prometernos que apenas dejemos de deberle plata a esos bancos mercenarios, en el mejor de los casos, nos moveremos a otro banco, y en el peor de los casos, nunca más confiaremos en un banco y nos moveremos hacia la economía informal.
6. Este trato desconsiderado, cruel e inhumano nos afecta a todos, y en lugar de ayudarnos a salir del hoyo coyuntural por el que estamos pasando nos hunde más en él, generando un círculo vicioso del que al parecer nunca podremos salir a menos que quememos todas nuestras naves para pagarles o que nos ganemos la lotería, librándonos así para siempre de este monstruo cruel y sanguinario.
7. Quiero un banco que esté a mi lado más que nunca en las malas, cuando peor me va, que me escuche, entienda y como experto en la materia, me ayude a salir del hoyo financiero en el que he caído yo o mi empresa.
8. Quiero sentarme y hablar con alguien mirándolo a los ojos y sentir que esta persona que representa al banco, hace de mi problema el suyo. Que va a hacer hasta lo imposible por ayudarme. Quiero hablar con una persona con nombre y apellido, que actúe de forma proactiva, que no se deshaga de mí lanzándome a los inhumanos chacales de cobranzas, que no me haga sufrir más de lo que ya estoy sufriendo.
9. Pero ese banco amigos… ese banco con el que todos soñamos y que el país tanto necesita para generar desarrollo y bienestar para sus ciudadanos… ese banco… no existe.
Si algún verdadero tomador de decisiones de alguno de los bancos lee este artículo piense cómo se sentiría si él, su familia y su empresa tuvieran que pasar por el infierno que me hace vivir el banco cuando ya la estaba pasando suficientemente mal.
Quisiera saber cómo se siente ser parte de una empresa inhumana y cruel que tiene como estrategia seducir con mentiras a sus clientes para luego abandonarlos cuando más los necesitamos.
Si conoces a algún tomador de decisiones en algún banco, por favor mándale este artículo. Si las personas podemos cambiar para bien, los bancos también pueden hacerlo, finalmente también están compuestos por personas.
Si eres un verdadero tomador de decisiones en un banco, contáctame, yo te ayudaré a diseñar ese banco humando, comprensivo, cariñoso con el que todos soñamos y que el país tanto necesita.
Cuando exista ese banco, moveré todas mis cuentas a él, le seré fiel de por vida, se lo contaré a todo el mundo y le llevaré más clientes en un círculo virtuoso que lo haría en poco tiempo el banco más grande, más querido y con clientes más fieles del país.
Pero por desgracia… ese banco que tanto necesitamos todos, ese banco no existe.
Pablo Bermúdez
Consultor Internacional en Transformación Digital, Knowmad, Empresario, Mistagogo, Profesor, Expositor, Escritor y mil cosas más…
Director en The Startup Factory
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